LLEGADA DE DIEGO DE ALMAGRO A CHILE

Diego de Almagro creía que en Chile había muchas riquezas. Dibujo: Karla Díaz

El mes de julio de 1535, soñando con descubrir un "segundo Cusco" en Nueva Toledo, Diego de Almagro partió del Cusco junto a 500 españoles y cerca de 10 mil auxiliares indígenas.

Siguió la ruta del Collao y llegó hasta cerca de Salta (actual Argentina). En el camino no encontró ninguna ciudad importante ni tesoros fabulosos. Por el contrario, los sufrimientos fueron aumentando, sobre todo por la creciente deserción de los indios yanaconas.

Las penalidades fueron espantosas durante el cruce de la Cordillera de los Andes rumbo a Chile. El cansancio y el frío mató a gran parte de los porteadores, y no pocos españoles perdieron los dedos congelados. Muchos de éstos también murieron.

Los expedicionarios llegaron a Chile por el valle de Copiapó. Recorriendo este país enfrentaron muchos ataques de los nativos, especialmente de los indomables mapuches. Decepcionado del territorio y hartado de tantas penurias, Almagro ordenó el retorno.

El regreso también fue de pesadilla, ya que atravesaron los candentes desiertos de Atacama y Tarapacá. Fueron interminables días de hambre y mucha sed, soportando, además, frecuentes ataques de los lugareños.

Por fín llegaron a Arequipa en febrero de 1537 y tomaron un descanso. Diego de Almagro y sus hombres estaban inflamados de odio y deseos de venganza. Ahora el objetivo era tomar la maravillosa ciudad de Cusco.